¿Quién es tu audiencia?
“El 15 de agosto de 1969 dio inicio un
festival de música que cambiaría la forma en que se apreciaría la música
moderna en la población de Woodstock NY, en una granja de la familia de Max
Yasgour. Dio inicio el famoso festival de Woodstock originalmente llamado “Woodstock
Music & Art Fair”.
Con una audiencia de aproximadamente
500,000 personas, se presentaron 32 artistas y grupos de música de rock, folk y
una participación de música hindú.
Inició con la participación de Richie
Heavens el 15 de agosto a las 17:07 y terminando el lunes 18 a las 10:00 con la
participación de Jimmy Hendrix.
Recuerdo las imágenes en la
televisión, películas y revistas de la época como un evento mágico de
liberación. La cultura hippie apasionada de los conceptos de la no
violencia, los derechos
civiles, los derechos
humanos y la defensa del medio ambiente
buscaba reestablecer un espíritu de amor y paz que era el símbolo que la
juventud buscaba, tratando de curar las heridas de la época de guerra en Vietnam.”
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Somos testigos de los cambios históricos que
van marcando los cambios trascendentales de la vida y sin darse cuenta son
parte de la cultura popular y van marcando tu vida.
Todo el bagaje que vas acumulando en tu vida
son el material que ha de nutrir tus discursos y presentaciones.
Somos una compilación de eventos con ideas e
imágenes de los que nos van a permitir recurrir para cuando sea necesario
comunicar nuestras ideas y creencias.
En mi caso soy producto de esa generación. Y
cada uno tiene su historia personal que ha ser la base para que después con
investigación, curiosidad y lectura continua puedas traer a la mente historias
que contar que tengan gran efecto en tu audiencia. Actualmente está muy en boga
el concepto de “Story telling” para incorporarlo y darle mayor efecto a tu
presentación. Pero, solo si son sinceras y honestas las historias, podrán tener
el mejor impacto.
¿Quién es tu audiencia?
En nuestra vida profesional y social,
continuamente estamos enfrentándonos a diversos públicos a los cuales les
transmitimos nuestros mensajes, ideas y creencias. Ya sea porque les queremos
convencer de que nuestro punto de vista es el correcto o de que nuestra
posición es la que les conviene y la posición que deben de adoptar.
Ese público puede ser de una persona en una
entrevista de trabajo o un amigo, los compañeros de trabajo a quienes necesitas
explicar un plan de trabajo o los directivos a los que quieres convencer de que
tu propuesta es la más adecuada. El tamaño de la audiencia puede aumentar hasta
llenar un auditorio.
Al momento de preparar un discurso o una
presentación, lo recomendable es estructurarla de manera que tu audiencia
perciba que tus comentarios e ideas son las adecuadas para cambiar o corregir y
aceptar lo que se está haciendo. Pero el mensaje debe de ser adaptado según la
audiencia, no será lo mismo hablar ante una audiencia de alumnos de primaria a
un grupo de empresarios. Los términos deben de ser ajustados de acuerdo a los
asistentes.
Pudiéramos ser expertos en un tema
específico y de tantas veces que lo hemos presentado el tema pudiéramos descuidarnos,
al confiar en demasía de nuestras habilidades y conocimientos.
Desafortunadamente
al bajar la guardia y sentirnos seguros pudiéramos estar vulnerables al momento
de que se presente alguna distracción que nos haga dudar o al tener alguna
confusión y pudiéramos perder la secuencia del libreto que tenemos preparado.
He visto oradores experimentados que al ser
requeridos a hacer una presentación y querer improvisar en algo que pudieran
tener bien conocido y dominado, al dudar o perder el detalle de lo que deseaban
comentar, la presentación se vuelve en una cascada de dudas y trabas por querer
volver al tema inicial o querer corregir el camino original.
Puede ser una tarea impresionante el traer a
la mente un nombre que se nos ha olvidado, una fecha o una referencia que nos
pareció más adecuada para reforzar el punto y que no tienes los datos completos
en ese momento. Es agotador y frustrante.
Cuando nos iniciamos en un programa de
oratoria, al inicio tenemos dudas de nuestras habilidades y nos concentramos
mucho en el público. Nuestra autoestima nos obliga a estar observando al público
y tratar de leer en sus expresiones lo que están pensando de uno.
Posteriormente, los minutos de escenario nos
van dando la confianza necesaria para olvidarnos un poco del público y
concentrarnos más en el mensaje.
Lo que va sucediendo es que; al poder concentrarse
en el tema y poder eliminar el nerviosismo de ver al público, la calidad del
mensaje crecerá.
Identifica a tu público y tenle respeto. La
preparación que se requiere para presentarse ante un grupo de escolares o una
audiencia de expertos debe ser la misma.
Nuestro ego puede llevarnos a tomar actitudes y posturas de soberbia a
tal grado que nuestro mensaje sea rechazado o sea puesto en duda.
En la actualidad está muy en boga el tema de
networking, donde has de ampliar tu red de contactos para tener más clientes,
prospectos o adeptos seguidores. Pero el respeto con que les trates ha de
permitir que la red sea de personas que confían y están seguro de tu
profesionalismo ante los comentarios que viertas.
Respeta a tu audiencia.
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¿Quién es tu audiencia? ¿A qué grupo va tu
mensaje? Todo el mundo es tu audiencia, desde el acomodador de autos, el
cerillo en el supermercado, el portero o el director de la empresa, puede ser
el medio para obtener una recomendación o sugerencia que no has percibido,
respétales. Dirígete con respeto a cada uno y el respeto que les brindes será
la llave que abra la puerta para tu objetivo, además de también apoyar al
crecimiento de ellos.
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