No hagas la lista de buenos propósitos del próximo año.
"Este momento que estamos viviendo, como todos los momentos, puede ser uno muy bueno si es que sabemos qué hacer con él".
- Ralph Waldo Emerson.
No hagas la lista de buenos propósitos del próximo año.
No hagas una lista de deseos para el próximo año, has una lista de fechas en que finalizarás las acciones que quieres desarrollar.
Llegamos nuevamente a un fin de año y al pensar que es el fin de un periodo, un año principalmente, automáticamente nos viene a la mente que el tiempo pasó y posiblemente algunas actividades que hicimos y principalmente las que no hicimos, nos dan vuelta en la cabeza obligándonos a tener remordimientos o a sentimientos de satisfacción por lo logrado.
La vida es una serie de acontecimientos que muchas veces no dependen de nosotros y a veces nos toma por sorpresa. Entonces, solo reaccionamos fundamentando nuestras acciones en nuestras experiencias y habilidades para confrontar las sorpresas.
En nuestro crecimiento nos dicen que seamos maduros para poder enfrentar los resultados de nuestras responsabilidades y por supuesto obligaciones. Y cada quien tiene una percepción de las situaciones en la vida alimentada por nuestras experiencias.
Ya lo dijo el filósofo español Juan Ortega y Gasset, “Yo soy yo y mis circunstancias”: Esta expresión explica que la vida se compone del yo más las circunstancias, dos ingredientes; Yo como persona y las circunstancias de mi medio ambiente.
Muy en boga está el desarrollar esa madurez emocional tan necesaria para enfrentarnos a sorpresas, errores y éxitos. La razón de ese concepto es que mientras más maduros seamos, esto es; mientas mejor podamos analizar las razones de nuestras acciones y de las consecuencias de nuestros actos, ya sean errores o éxitos. Podremos saber cómo repetir las que convienen y evitar aquellas acciones que no convienen.
Muchas personas buscan hallar algún elemento para culparle del resultado y así no sentirse con la responsabilidad de haber hecho o dejar de hacer algo que trajo ese resultado.
Al llegar el fin del año las fechas religiosas que celebramos y tradicionalmente los días de vacaciones nos dan tiempo de reflexionar. Los medios también nos obligan bombardeándonos constantemente a pensar en los deseos planes y proyectos que deberán iniciar como una gran ventana de oportunidad que se ofrece el próximo año.
No está por demás planear, lo que ha de hacerse en el futuro y puede haber ciertas fechas que obligan a llevar a cabo una definición de actividades a efectuar. La fecha de un cumpleaños, un aniversario, un nacimiento, una boda, graduación, etc. Situaciones que claramente requieren un plan detallado que implica nuestra activa participación.
Pro en ese plan del próximo periodo en ocasiones hacemos una lista de propósitos y objetivos a lograr el próximo año. Los tradicionales planes de mejorar nuestra salud inscribiéndonos al gimnasio, tomando una clase de algún instrumento, aprender alguna actividad o ir a algún lugar.
Lo que tan de risa es que muchas veces hacemos la lista y hasta en broma decimos que hemos sacado del baúl la del año pasado y solo la actualizamos. Antes la hacíamos a mano, posteriormente la escribimos a máquina y ahora la anotamos en nuestra computadora.
Mi propuesta este año es que no hagamos otra vez esa lista de propósitos para el nuevo año para no caer nuevamente en que solo vamos tomando acción en aquellas en que iniciamos el inicio del año. Nos inscribimos al gimnasio (para dejar de ir al siguiente mes), nos inscribimos al curso de inglés (para dejar de asistir por las razones que sean al tercer mes). Y los otros deseos quedan en el olvido. Y lo triste es que el tiempo va pasando y al llegar al fin del próximo año ni bajamos los centímetros que queríamos de la barriga y tampoco aprendimos el inglés.
El cambio que puede ser la diferencia es que los buenos deseos se vuelvan en un plan de acción al ponerle fecha de cumplimiento y de evaluación.
Al tener un deseo anotado es simplemente un deseo, una aspiración de que se convierta realidad, pero al ponerle fecha se vuelve en un objetivo que puede medirse.
Olvidémonos de la tan gastada lista de buenos deseos y trabajemos en un calendario de fechas de cumplimiento y avance. Cada deseo debe de volverse en un plan de acción.
Inscribirse al gimnasio en enero, la primera semana al levantarse con toda la modorra que nos agobia en las mañanas posiblemente sentarse en la cama y vestirse con la vestimenta de deporte y después, ir cada tercer día, posiblemente solo a pasearte y luego a empezar a pedir una rutina, ayudará solicitar a un amigo que apoye o aun entrenador, de manera que a los tres meses evalúes tu desempeño y veas si lograste hacer 30 lagartijas.
Recuerda, el objetivo es crear nuevos hábitos que nos lleven a hacer las cosas de distinta manera, para que al pensar que eres tú y tus circunstancias, esas circunstancias sean los nuevos hábitos creados. Con seguridad algo nuevo ha de pasar. Si lo que hemos logrado a la fecha es consecuencia de los hábitos que hemos adquirido, imagínate de lo que has de poder lograr al poder desarrollar nuevos hábitos.
- Ralph Waldo Emerson.
No hagas la lista de buenos propósitos del próximo año.
No hagas una lista de deseos para el próximo año, has una lista de fechas en que finalizarás las acciones que quieres desarrollar.
Llegamos nuevamente a un fin de año y al pensar que es el fin de un periodo, un año principalmente, automáticamente nos viene a la mente que el tiempo pasó y posiblemente algunas actividades que hicimos y principalmente las que no hicimos, nos dan vuelta en la cabeza obligándonos a tener remordimientos o a sentimientos de satisfacción por lo logrado.
La vida es una serie de acontecimientos que muchas veces no dependen de nosotros y a veces nos toma por sorpresa. Entonces, solo reaccionamos fundamentando nuestras acciones en nuestras experiencias y habilidades para confrontar las sorpresas.
En nuestro crecimiento nos dicen que seamos maduros para poder enfrentar los resultados de nuestras responsabilidades y por supuesto obligaciones. Y cada quien tiene una percepción de las situaciones en la vida alimentada por nuestras experiencias.
Ya lo dijo el filósofo español Juan Ortega y Gasset, “Yo soy yo y mis circunstancias”: Esta expresión explica que la vida se compone del yo más las circunstancias, dos ingredientes; Yo como persona y las circunstancias de mi medio ambiente.
Muy en boga está el desarrollar esa madurez emocional tan necesaria para enfrentarnos a sorpresas, errores y éxitos. La razón de ese concepto es que mientras más maduros seamos, esto es; mientas mejor podamos analizar las razones de nuestras acciones y de las consecuencias de nuestros actos, ya sean errores o éxitos. Podremos saber cómo repetir las que convienen y evitar aquellas acciones que no convienen.
Muchas personas buscan hallar algún elemento para culparle del resultado y así no sentirse con la responsabilidad de haber hecho o dejar de hacer algo que trajo ese resultado.
Al llegar el fin del año las fechas religiosas que celebramos y tradicionalmente los días de vacaciones nos dan tiempo de reflexionar. Los medios también nos obligan bombardeándonos constantemente a pensar en los deseos planes y proyectos que deberán iniciar como una gran ventana de oportunidad que se ofrece el próximo año.
No está por demás planear, lo que ha de hacerse en el futuro y puede haber ciertas fechas que obligan a llevar a cabo una definición de actividades a efectuar. La fecha de un cumpleaños, un aniversario, un nacimiento, una boda, graduación, etc. Situaciones que claramente requieren un plan detallado que implica nuestra activa participación.
Pro en ese plan del próximo periodo en ocasiones hacemos una lista de propósitos y objetivos a lograr el próximo año. Los tradicionales planes de mejorar nuestra salud inscribiéndonos al gimnasio, tomando una clase de algún instrumento, aprender alguna actividad o ir a algún lugar.
Lo que tan de risa es que muchas veces hacemos la lista y hasta en broma decimos que hemos sacado del baúl la del año pasado y solo la actualizamos. Antes la hacíamos a mano, posteriormente la escribimos a máquina y ahora la anotamos en nuestra computadora.
Mi propuesta este año es que no hagamos otra vez esa lista de propósitos para el nuevo año para no caer nuevamente en que solo vamos tomando acción en aquellas en que iniciamos el inicio del año. Nos inscribimos al gimnasio (para dejar de ir al siguiente mes), nos inscribimos al curso de inglés (para dejar de asistir por las razones que sean al tercer mes). Y los otros deseos quedan en el olvido. Y lo triste es que el tiempo va pasando y al llegar al fin del próximo año ni bajamos los centímetros que queríamos de la barriga y tampoco aprendimos el inglés.
El cambio que puede ser la diferencia es que los buenos deseos se vuelvan en un plan de acción al ponerle fecha de cumplimiento y de evaluación.
Al tener un deseo anotado es simplemente un deseo, una aspiración de que se convierta realidad, pero al ponerle fecha se vuelve en un objetivo que puede medirse.
Olvidémonos de la tan gastada lista de buenos deseos y trabajemos en un calendario de fechas de cumplimiento y avance. Cada deseo debe de volverse en un plan de acción.
Inscribirse al gimnasio en enero, la primera semana al levantarse con toda la modorra que nos agobia en las mañanas posiblemente sentarse en la cama y vestirse con la vestimenta de deporte y después, ir cada tercer día, posiblemente solo a pasearte y luego a empezar a pedir una rutina, ayudará solicitar a un amigo que apoye o aun entrenador, de manera que a los tres meses evalúes tu desempeño y veas si lograste hacer 30 lagartijas.
Recuerda, el objetivo es crear nuevos hábitos que nos lleven a hacer las cosas de distinta manera, para que al pensar que eres tú y tus circunstancias, esas circunstancias sean los nuevos hábitos creados. Con seguridad algo nuevo ha de pasar. Si lo que hemos logrado a la fecha es consecuencia de los hábitos que hemos adquirido, imagínate de lo que has de poder lograr al poder desarrollar nuevos hábitos.
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