¿Quieres que te lleve la contraria?
“Pienso, por lo tanto, soy.
Je pense, donc je suis”
- René Descartes (1596-1650).
¿Quieres que te lleve la contraria?
Recientemente he descubierto que el deporte universal es el de llevar la contraria y denostar al que se ponga en frente y sobre todo ahora que se popularizaron las redes sociales. Alguien me dijo en una ocasión que conmigo no se puede discutir. Hasta donde recuerdo, yo también he hecho ese comentario en algunas ocasiones.
Al de comunicar nuestras ideas en ocasiones podremos ver que algunas personas no estén de acuerdo con ellas. En la interacción social cotidiana veremos que al comunicarnos y opinar sobre los distintos eventos que acontecen, sociales, deportivos, económicos y políticos, habrá tantas opiniones diversas que el proceso de convencer al contrario es un ejercicio cotidiano.
Al tratar de demostrar que los argumentos que tenemos son los verdaderos y los otros son erróneos podremos pasar mucho tiempo sin llegar a convencerles y los ánimos podrán exaltarse sin control.
A los humanos nos gusta juntarnos con nuestros semejantes y por seguridad nos reunimos con personas que tienen opiniones semejantes o gustos a los nuestros. Si hasta en nuestra propia casa tendremos al hermano rebelde y al preferido de os padres y que disienten de la forma de actuar. Y todos han sido educados bajo los mismos principios. Así entonces, ¿ante esa realidad de que hay distintas formas en que se aprecian las situaciones, que postura deberemos de tomar?
¿Con qué autoridad podremos criticar a quien opina que sus semejantes son únicamente aquellos que comparten sus ideas y tratar como si no lo fueran a todos los demás? si para empezar su concepto de semejanza es tan arbitrario como el que dice que solo los seres humanos son nuestros semejantes.
Desde el inicio de los tiempos los seres humanos hemos hecho uso de la palabra para comunicar nuestras ideas y al encontrar alguna persona que tenga otra percepción, entonces trataremos de convencerle de nuestra posición. En ocasiones ese debate será con el uso de la retórica o esgrimiendo los más complejos argumentos.
La técnica del debate en su fundamento es el de poder brindar toda aquella información que cada parte tenga para enriquecer el conocimiento y tener más opiniones del tema. Su finalidad, aunque no es la de convencer, sí es la de poner en el conocimiento general las opiniones con las que se cuentan, por tanto, es una herramienta de lo más enriquecedora para la sociedad, que deja a un lado aquello de que alguien posee la verdad absoluta; y es que hay veces que esa verdad se conforma de la opinión diferentes de varias personas, ya tenemos la expresión denominada; Ley Campoamor, que se usa a modo de metáfora, o de recurso retórico, que se basa en un poema de Ramón de Campoamor que dice:
“En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira”.
Ante este escenario nos desgarramos las vestiduras en un debate en ocasiones infértil y solo tratamos de hundir al contrario y ridiculizarlo ante un público masivo.
El debate es un acto propio de la comunicación humana que consiste en la discusión acerca de un tema polémico —llamado premisa o moción— entre dos o más grupos de personas. Es de carácter argumentativo, y es guiado por un moderador.
Los debates no los gana necesariamente quien tiene la razón, sino quien sabe sostener mejor sus ideas.
Estamos en una época en que tratar de demostrar que tengo la razón es el objetivo y ante las redes sociales en que se puede uno ocultar al externar opiniones se pierde la oportunidad de esgrimir los más jugosos argumentos que tengamos. Debemos de reflexionar que la verdad es subjetiva y que deberíamos respetar el derecho que tenemos de disentir de otros.
En un buen debate las dos partes deberían salir enriquecidos con más información.
Un amigo me recomendaba considerar un pequeño análisis antes de entrar a un debate;
analiza si tu adversario es más preparado que tú, ante ese escenario está atento y podrás salir con más información y conocimiento.
Si tu adversario es más ignorante que tú, trata de no buscar apabullarle ya que podrás lograr hacerle quedar mal y quienes lo vean te podrán evaluar como abusivo y perderás credibilidad.
Finalmente, si tu adversario es más grande físicamente, está atento ante sus actitudes pues si pierde los estribos podrá usar su fuerza física contra ti.
Escoge os debates en que entres y tus contrincantes, abraza aquellos en que puedas salir enriquecido y evita aquellos que solo te hagan perder el tiempo.
Recuerda que a práctica te dara resultados encaminados a tu mejora. Te esparemos a seguir preparandonte.
Je pense, donc je suis”
- René Descartes (1596-1650).
¿Quieres que te lleve la contraria?
Recientemente he descubierto que el deporte universal es el de llevar la contraria y denostar al que se ponga en frente y sobre todo ahora que se popularizaron las redes sociales. Alguien me dijo en una ocasión que conmigo no se puede discutir. Hasta donde recuerdo, yo también he hecho ese comentario en algunas ocasiones.
Al de comunicar nuestras ideas en ocasiones podremos ver que algunas personas no estén de acuerdo con ellas. En la interacción social cotidiana veremos que al comunicarnos y opinar sobre los distintos eventos que acontecen, sociales, deportivos, económicos y políticos, habrá tantas opiniones diversas que el proceso de convencer al contrario es un ejercicio cotidiano.
Al tratar de demostrar que los argumentos que tenemos son los verdaderos y los otros son erróneos podremos pasar mucho tiempo sin llegar a convencerles y los ánimos podrán exaltarse sin control.
A los humanos nos gusta juntarnos con nuestros semejantes y por seguridad nos reunimos con personas que tienen opiniones semejantes o gustos a los nuestros. Si hasta en nuestra propia casa tendremos al hermano rebelde y al preferido de os padres y que disienten de la forma de actuar. Y todos han sido educados bajo los mismos principios. Así entonces, ¿ante esa realidad de que hay distintas formas en que se aprecian las situaciones, que postura deberemos de tomar?
¿Con qué autoridad podremos criticar a quien opina que sus semejantes son únicamente aquellos que comparten sus ideas y tratar como si no lo fueran a todos los demás? si para empezar su concepto de semejanza es tan arbitrario como el que dice que solo los seres humanos son nuestros semejantes.
Desde el inicio de los tiempos los seres humanos hemos hecho uso de la palabra para comunicar nuestras ideas y al encontrar alguna persona que tenga otra percepción, entonces trataremos de convencerle de nuestra posición. En ocasiones ese debate será con el uso de la retórica o esgrimiendo los más complejos argumentos.
La técnica del debate en su fundamento es el de poder brindar toda aquella información que cada parte tenga para enriquecer el conocimiento y tener más opiniones del tema. Su finalidad, aunque no es la de convencer, sí es la de poner en el conocimiento general las opiniones con las que se cuentan, por tanto, es una herramienta de lo más enriquecedora para la sociedad, que deja a un lado aquello de que alguien posee la verdad absoluta; y es que hay veces que esa verdad se conforma de la opinión diferentes de varias personas, ya tenemos la expresión denominada; Ley Campoamor, que se usa a modo de metáfora, o de recurso retórico, que se basa en un poema de Ramón de Campoamor que dice:
“En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira”.
Ante este escenario nos desgarramos las vestiduras en un debate en ocasiones infértil y solo tratamos de hundir al contrario y ridiculizarlo ante un público masivo.
El debate es un acto propio de la comunicación humana que consiste en la discusión acerca de un tema polémico —llamado premisa o moción— entre dos o más grupos de personas. Es de carácter argumentativo, y es guiado por un moderador.
Los debates no los gana necesariamente quien tiene la razón, sino quien sabe sostener mejor sus ideas.
Estamos en una época en que tratar de demostrar que tengo la razón es el objetivo y ante las redes sociales en que se puede uno ocultar al externar opiniones se pierde la oportunidad de esgrimir los más jugosos argumentos que tengamos. Debemos de reflexionar que la verdad es subjetiva y que deberíamos respetar el derecho que tenemos de disentir de otros.
En un buen debate las dos partes deberían salir enriquecidos con más información.
Un amigo me recomendaba considerar un pequeño análisis antes de entrar a un debate;
analiza si tu adversario es más preparado que tú, ante ese escenario está atento y podrás salir con más información y conocimiento.
Si tu adversario es más ignorante que tú, trata de no buscar apabullarle ya que podrás lograr hacerle quedar mal y quienes lo vean te podrán evaluar como abusivo y perderás credibilidad.
Finalmente, si tu adversario es más grande físicamente, está atento ante sus actitudes pues si pierde los estribos podrá usar su fuerza física contra ti.
Escoge os debates en que entres y tus contrincantes, abraza aquellos en que puedas salir enriquecido y evita aquellos que solo te hagan perder el tiempo.
Recuerda que a práctica te dara resultados encaminados a tu mejora. Te esparemos a seguir preparandonte.
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