Procrastinar o el aplazamiento de tareas
La palabra procrastinate, en inglés significa aplazar o diferir una acción o decisión sobre algo. La Real academia de la lengua lo define como un verbo transitivo (la acción recae en lo que se difiere o aplaza: un viaje, por ejemplo), es un concepto muy estudiado últimamente. Esto se entiende en una época en que en el ambiente social que nos desempeñamos la consecución de objetivos es religión, y cualquier intento de interferir es mal visto. De ésta forma han desarrollado mecanismos de valoración de la productividad y determinar alternativas para maximizar su potencial.
Cuando nos enfrentamos a algo que no queremos hacer, ya sea porque nos no nos gusta, nos cuenta trabajo o por el temor a lo desconocido, parece que activamos en nuestro cerebro las zonas asociadas al dolor. En un acto de protección o de justificación buscamos inconscientemente, la manera de parar este sentimiento negativo dirigiendo la atención hacia otra cosa.
Los mecanismos que tenemos para protegernos ante estas situaciones de inseguridad e incomodidad son muy vastos, han aparecido por todas las redes sociales y en los medios, cualquier número de llamados “gurus” que nos van indicando la manera de ser proactivos y que nos ha de llevar al éxito.
Particularmente creo que esos gurus llegan a llamar nuestra atención pues sus propuestas, que en ocasiones son novedosas caen en una tierra muy fértil de aquel que está buscando el concepto que ha de sacarle de ese aletargamiento.
Hay que tener cuidado de tantos exitosos gurúes que van apareciendo por todos lados y reflexionar sus propuestas.
Muchas veces estamos conscientes que la problemática que puede acarrear el no hacer esa tarea que nos está esperando, pero la desconfianza o repudio de hacerlo nos paraliza.
Muchas veces sucede que poco después de iniciar esa tarea desagradable, esa “incomodidad” desaparece. En ocasiones aplazamos ciertas decisiones y tareas importantes hasta el último minuto cuando ya no queda tiempo suficiente para hacer un buen trabajo.
Entre estas tareas que regularmente aplazamos está la de preparar un discurso. La sensación inmediata de ansiedad nos embarga una vez nos dan la “fatídica” noticia de que tenemos que hablar en público la próxima sesión, entonces, es suficiente como para sepultar la motivación para mejor ocasión.
Pero resulta que hacerlo lleva a niveles grandes de ansiedad durante los días previos al día de la sesión cuando nos damos cuenta de que no estamos adecuadamente preparados y tenemos todas las posibilidades de que el resultado final no sea el óptimo. Y hasta hemos pensado que la habilidad que tenemos desarrollada, pudiéramos salir adelante.
¿Qué podemos hacer para combatir la “procrastinación” o el aplazamiento de nuestras decisiones para preparar presentaciones de primer nivel?
La primera idea es; de reconocer el origen de ese miedo, puede ser que no tenemos los elementos básicos de información a la mano y no hicimos la investigación adecuada del tema.
Por otro lado hay el otro extremo, en que al querer lograr el máximo reconocimiento hemos buscado la bibliografía más completa sobre el tema y tenemos una bibliografía extensa y desgraciadamente en la actualidad mientras más buscamos más encontramos. De tal forma que al buscar perfeccionar la presentación, nuestra sensación de exigir calidad nos impide reconocer el momento en que se tiene un producto adecuado para la ocasión.
Personalmente los mecanismos que he encontrado son muy variados al final terminamos por postergar el evento con escusas o tomando otras responsabilidades que justifiquen haber relegado la preparación del material.
Tendremos que hacer un acto de reflexión honesto y analizar las razones de nuestra actitud. Posiblemente hasta pudiéramos necesitar ayuda de especialistas
Toastmasters, en el diseño de la metodología, ha encontrado que bajo la tutela de un mentor podremos avanzar. No tratemos siempre de salir con nuestras fuerzas ya que pudiéramos estar batallando con algún elemento que a la vista de alguien externo fuera fácilmente explicado y salvado.
Apóyate en personas más experimentadas y se honesto al pedir apoyo, trata de no inventar el hilo negro. Muchas personas hemos transitado ese camino y puedes lograr tus objetivos sin tantos retrasos y con mejores resultados.
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