En busca de la verdad.
“Vive como si fueras a morir mañana, Aprende como si fueras a vivir por siempre”
Mahatma Ghandi.
Cuántas veces hemos escuchado discursos que nos despiertan suspicacia de que sea verdadera la información externada en la participación. Hay las ocasiones en que tenemos el conocimiento suficiente para rebatir o solamente la información no parece correcta.
Vivimos en una época en que la información está al alcance de la mano, o mejor dicho, al alcance del teléfono móvil.
Algunos somos de la generación en que al tener duda de algún comentario escuchado, solo alcanzábamos a menear la cabeza y decir entre dientes; pues de lo que dices tengo mis dudas”. En la actualidad es común en que en una plática, conferencia, en el salón de clases o una sesión de Toastmasters, al percibir algún comentario que dudemos o nos surge la inquietud de saber más, inmediatamente sacamos el teléfono celular y nos ponemos a investigar.
Ya es muy difícil que personas que pudieran ser muy elocuentes y que al externar sus puntos de vista, no sean inmediatamente cuestionados de la veracidad de los datos que nos proporcionan.
Creo que éste efecto ha hecho que nos volvamos más inquisidores de los puntos de vista de los demás.
La facilidad con que podemos externar una opinión al través de las redes sociales nos permite tener un sentimiento de ser poderosos al saber que en algún lugar del ciberespacio ha de quedar nuestra opinión disponible a todos.
La tecnología pone a nuestras manos opciones de difundir nuestras ideas y preferencias, y sucede que sin mucho pensarlo ni haber tenido la intención, nos volvemos partícipes en la avalancha de información en las redes sociales.
En la actualidad fácilmente puedes dejar comentarios en algún Blog o responder a preguntas en sitios como Quora, dejar opiniones en Tweeter o Facebook, o dejar tus comentarios y posicionamientos en whatsapp, las opciones son inmensas.
Al preparar un discurso, debemos de hacer un cuestionamiento interno de los datos a presentar y validar de su veracidad, exactitud y su actualidad. La velocidad en hoy en día la información es actualizada, puede hacer que una nota aparentemente verdadera y sustentada, pueda perder esas características después de que alguien la complementó, verificó o desmintió.
Los seres humanos somos curiosos y algunos nos gusta saber algo más de ciertos tópicos. Esta característica es muy valiosa ya que así nos nutrimos de ideas de distintas fuentes sin tener que verse inmerso en un proceso de investigación
Pero la necesidad de creer y confiar en el mensaje de un orador en una de nuestras sesiones puede llevarnos a tener información equivocada o incompleta y nos lleve a participar en la diseminación de información errada.
La urgencia que sentimos de enviar información que parece verdadera nos hace susceptibles de contribuir a comunicar datos erróneos.
Para validad la información, y sobre todo lo que encontramos en las redes sociales, lo más adecuado al recibirla es; evaluar si tenemos el conocimiento necesario y sólido antes de compartirla. Si no lo tenemos, acostumbrarnos a al menos usar en algún sitio de búsqueda como Google y buscar el origen del comentario. Los buscadores son suficientemente completos que pueden encontrar mucha información al respecto. También completarlos con la palabra como; bulo o en inglés “hoax” que significa engaño. Pudiera ser un inicio para validad una información.
También debemos de cuestionar si el origen no es muy claro. Si solo es una nota de las que mencionan; “todos dicen, todos saben, se dice que”, y no aclaran el origen, hay que dudar de la veracidad.
Muchas veces le mensaje incluye palabras de urgencia para que no lo cuestionen y nos lleva a diseminarlo inmediatamente. Hay que reflexionar lo que se recibe.
Solo si validamos la veracidad, el origen y el propósito de la información, podremos entonces considerarla como válida. Podremos ampliar nuestros conocimientos y utilizarlo sin problemas en nuestros discursos sin temor a que nos hagan cuestionamiento de la información que demos.
Mahatma Ghandi.
Cuántas veces hemos escuchado discursos que nos despiertan suspicacia de que sea verdadera la información externada en la participación. Hay las ocasiones en que tenemos el conocimiento suficiente para rebatir o solamente la información no parece correcta.
Vivimos en una época en que la información está al alcance de la mano, o mejor dicho, al alcance del teléfono móvil.
Algunos somos de la generación en que al tener duda de algún comentario escuchado, solo alcanzábamos a menear la cabeza y decir entre dientes; pues de lo que dices tengo mis dudas”. En la actualidad es común en que en una plática, conferencia, en el salón de clases o una sesión de Toastmasters, al percibir algún comentario que dudemos o nos surge la inquietud de saber más, inmediatamente sacamos el teléfono celular y nos ponemos a investigar.
Ya es muy difícil que personas que pudieran ser muy elocuentes y que al externar sus puntos de vista, no sean inmediatamente cuestionados de la veracidad de los datos que nos proporcionan.
Creo que éste efecto ha hecho que nos volvamos más inquisidores de los puntos de vista de los demás.
La facilidad con que podemos externar una opinión al través de las redes sociales nos permite tener un sentimiento de ser poderosos al saber que en algún lugar del ciberespacio ha de quedar nuestra opinión disponible a todos.
La tecnología pone a nuestras manos opciones de difundir nuestras ideas y preferencias, y sucede que sin mucho pensarlo ni haber tenido la intención, nos volvemos partícipes en la avalancha de información en las redes sociales.
En la actualidad fácilmente puedes dejar comentarios en algún Blog o responder a preguntas en sitios como Quora, dejar opiniones en Tweeter o Facebook, o dejar tus comentarios y posicionamientos en whatsapp, las opciones son inmensas.
Al preparar un discurso, debemos de hacer un cuestionamiento interno de los datos a presentar y validar de su veracidad, exactitud y su actualidad. La velocidad en hoy en día la información es actualizada, puede hacer que una nota aparentemente verdadera y sustentada, pueda perder esas características después de que alguien la complementó, verificó o desmintió.
Los seres humanos somos curiosos y algunos nos gusta saber algo más de ciertos tópicos. Esta característica es muy valiosa ya que así nos nutrimos de ideas de distintas fuentes sin tener que verse inmerso en un proceso de investigación
Pero la necesidad de creer y confiar en el mensaje de un orador en una de nuestras sesiones puede llevarnos a tener información equivocada o incompleta y nos lleve a participar en la diseminación de información errada.
La urgencia que sentimos de enviar información que parece verdadera nos hace susceptibles de contribuir a comunicar datos erróneos.
Para validad la información, y sobre todo lo que encontramos en las redes sociales, lo más adecuado al recibirla es; evaluar si tenemos el conocimiento necesario y sólido antes de compartirla. Si no lo tenemos, acostumbrarnos a al menos usar en algún sitio de búsqueda como Google y buscar el origen del comentario. Los buscadores son suficientemente completos que pueden encontrar mucha información al respecto. También completarlos con la palabra como; bulo o en inglés “hoax” que significa engaño. Pudiera ser un inicio para validad una información.
También debemos de cuestionar si el origen no es muy claro. Si solo es una nota de las que mencionan; “todos dicen, todos saben, se dice que”, y no aclaran el origen, hay que dudar de la veracidad.
Muchas veces le mensaje incluye palabras de urgencia para que no lo cuestionen y nos lleva a diseminarlo inmediatamente. Hay que reflexionar lo que se recibe.
Solo si validamos la veracidad, el origen y el propósito de la información, podremos entonces considerarla como válida. Podremos ampliar nuestros conocimientos y utilizarlo sin problemas en nuestros discursos sin temor a que nos hagan cuestionamiento de la información que demos.
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